El fiscal general de Israel acusó al primer ministro Benjamin Netanyahu de soborno, fraude y abuso de confianza en relación con tres casos separados.
Se alega que Netanyahu aceptó obsequios de empresarios adinerados y distribuyó favores para tratar de obtener una cobertura de prensa más positiva.
El primer ministro describió los cargos como un «intento de golpe de estado», culpándolos de un proceso «contaminado».
También ha insistido en que no renunciará y no está legalmente obligado a hacerlo.
En un discurso televisado, Netanyahu dijo que las autoridades «no estaban detrás de la verdad, sino detrás de mí», y pidió al país que «investigue a los investigadores».
Anteriormente, el Procurador General Avichai Mandelblit dijo que tomó la decisión «con el corazón pesado», pero dijo que mostraba que nadie estaba por encima de la ley en Israel.
«La aplicación de la ley no es una elección. No es una cuestión de derecha o izquierda. No es una cuestión de política», dijo.
El anuncio se produce en medio de un enfrentamiento político en Israel luego de dos elecciones generales no concluyentes en abril y septiembre.
El miércoles, el rival de Netanyahu para el cargo de primer ministro, Benny Gantz, dijo que no había podido formar una coalición gobernante con una mayoría en el parlamento.
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