Sudán está en medio de una lucha de poder entre dos generales rivales, Abdel Fattah al-Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo.
Los enfrentamientos han dejado a cientos de personas muertas y miles de desplazados, y han expresado temores de una guerra civil.
Burhan es el jefe del ejército del país, mientras que Dagalo es el líder de las fuerzas de apoyo rápido, un grupo paramilitar, RSF por sus siglas en inglés.
Los dos hombres han estado en desacuerdo durante algún tiempo, pero la situación se ha intensificado en las últimas semanas, lo que lleva a la violencia y la muerte de docenas de civiles. La raíz del conflicto es una disputa sobre el futuro de Sudán.
Burhan quiere mantener el papel dominante de los militares en el país, mientras que Dagalo quiere ver un sistema más democrático con un papel más importante para los civiles.
Los dos hombres también se han enfrentado por la integración del RSF en el ejército regular. Dagalo cree que el grupo RSF debería recibir un estatus especial, mientras que Burhan quiere verlo completamente integrado.
Los combates entre las dos partes se han intensificado en los últimos días, con ataques aéreos y batallas terrestres en varias ciudades.
Las Naciones Unidas han advertido que el conflicto podría convertirse en una guerra civil.
El número de muertos ha aumentado a más de 100, y miles de personas han sido desplazadas de sus hogares.
La comunidad internacional ha pedido el fin de la violencia y que las dos partes lleguen a una resolución pacífica.
Sin embargo, no está claro si los dos generales están dispuestos a comprometerse. La situación en Sudán sigue siendo volátil, y es posible que el conflicto se prolongue por algún tiempo.
La lucha de poder en Sudán es un gran revés para la transición del país a la democracia. El levantamiento popular de que derrocar a Omar al-Bashir en 2019 había elevado las esperanzas de una nueva era de libertad y prosperidad.
Sin embargo, el conflicto actual es un recordatorio de que Sudán todavía tiene un largo camino por recorrer antes de que pueda alcanzar su máximo potencial.
La comunidad internacional ha jugado un papel importante en la crisis actual en Sudán. Estados Unidos, la Unión Europea y la Unión Africana condenaron el golpe militar y pidieron la restauración del gobierno dirigido por civiles.
Estados Unidos también ha impuesto sanciones a Sudán y ha suspendido su asistencia al país.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha mantenido varias reuniones sobre la crisis en Sudán y ha pedido el fin de la violencia y la vuelta al diálogo.
La ONU también ha enviado un pequeño equipo de monitores a Sudán para evaluar la situación.
La Unión Africana ha sido el actor internacional más activo para tratar de resolver la crisis en Sudán.
La UA ha enviado una delegación de alto nivel a Sudán para reunirse con todas las partes y ha pedido un alto el fuego inmediato.
La UA también ha amenazado con suspender a Sudán de la organización si los militares no entregan el poder a los civiles.