Ninguna de las ocho víctimas de El Paso que aún siguen hospitalizadas accedió a reunirse con el presidente Donald Trump, informó The Washington Post.
Trump convirtió la visita a Dayton en una parada de campaña.
Los pacientes también se negaron a reunirse con el senador de Texas Ted Cruz, quien también visitó el miércoles.
Dos víctimas que ya habían sido dados de alta fueron las únicas que aceptaron reunirse con el presidente.
La Casa Blanca publicó numerosas fotos y videos de la visita de Trump, mostrando al presidente sonriendo y levantando los pulgares para numerosas fotografías con trabajadores en su mayoría blancos del hospital.
Seis de las nueve víctimas fallecidas en Dayton eran personas negras.
Trump también fue recibido por los manifestantes durante su visita a El Paso, algunos de los cuales abuchearon al presidente cuando lo llevaron al hospital.
La visita de Trump a El Paso no fue bien recibida por muchos funcionarios electos y otros residentes de El Paso, que creen que la retórica de Trump sobre los inmigrantes y la frontera ha envalentonado a los grupos antiinmigrantes.
Se cree que el presunto pistolero, Patrick Crusius, escribió un manifiesto anti inmigrante y anti hispánico antes de la masacre.
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