Las encuestas de salida después de la segunda elección general de Israel en cinco meses sugieren que el resultado está demasiado reñido.

Se proyecta que la alianza centrista Azul y Blanca del ex jefe militar Benny Gantz gane entre 32 y 34 escaños, y el partido de extrema derecha Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu de 30 a 33 escaños.

El líder del partido Yisrael Beiteinu, Avigdor Lieberman, un aliado convertido en rival del primer ministro Netanyahu, podría ser crucial para decidir quién asume el cargo.

 Netanyahu convocó la votación anticipada después de no formar una coalición de gobierno a raíz de una elección en abril.

Se espera que las negociaciones sobre la formación de una nueva coalición comiencen tan pronto como lleguen los resultados preliminares el miércoles por la mañana.

La elección ha sido un referéndum sobre los últimos 10 años de la administración de Benjamín Netanyahu, apodado «Rey Bibi» por sus seguidores, de 69 años.

Los cargos de corrupción, que ha negado haber cometido, también han eliminado la aparente invencibilidad de Netanyahu, marcada por un fuerte enfoque en la seguridad que resonó entre los votantes.

Dirigiéndose a los partidarios después de las encuestas de salida, Lieberman hizo un llamamiento a reunirse el viernes, incluso antes de que lleguen los resultados finales, para explorar la formación de un gobierno de unidad nacional.

Las campañas de los dos partidos principales señalaron sólo diferencias estrechas en muchos temas importantes: la lucha regional contra Irán, el conflicto palestino, las relaciones con los Estados Unidos y la economía.

Antes de la elección anterior, Trump le dio un impulso a Netanyahu con el reconocimiento de los Estados Unidos de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, tomados a Siria en la guerra de Oriente Medio de 1967.

Netanyahu anunció su intención de anexar el Valle del Jordán en la Cisjordania ocupada, donde los palestinos buscan la condición de Estado.

Una pérdida electoral podría dejar a Benjamin Netanyahu en mayor riesgo de enjuiciamiento, sin el escudo de inmunidad parlamentaria que sus aliados políticos habían prometido buscar para él.