Orangután Rakus utiliza una planta medicinal para auto curarse una herida facial

En una notable demostración de inteligencia y habilidades de autocuración, un orangután llamado Rakus sorprendió a los científicos con el uso de una planta medicinal para tratar una herida debajo de su ojo derecho. 

Este extraordinario evento tuvo lugar en el sitio de investigación Suaq Balimbing, un área protegida de selva tropical en Indonesia, donde reside Rakus, en junio de 2022. 

El descubrimiento del comportamiento de Rakus provocó una ola de curiosidad y asombro entre investigadores y conservacionistas por igual, arrojando luz sobre la intrincada relación entre los animales y su entorno.

Caroline Schuppli, científica del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, que dirige el proyecto de investigación de orangutanes en la reserva, expresó su asombro por las acciones deliberadas y planificadas de Rakus. 

Enfatizó la importancia de este hallazgo, destacando la posible transferencia de conocimiento cultural entre los orangutanes, lo que sugiere un nivel de aprendizaje social y comunicación previamente subestimado.

Las propiedades curativas de la planta Akar Kuning (Fibraurea tinctoria), observadas en el caso de Rakus, han cautivado a la comunidad científica. 

Los efectos antiinflamatorios de la planta, evidenciados por la reducción del dolor, la prevención de la inflamación y la aceleración de la cicatrización de heridas, han abierto un nuevo ámbito de posibilidades en el estudio de la automedicación animal. 

Este descubrimiento innovador desafía nuestra comprensión de la cognición animal y plantea preguntas intrigantes sobre nuestra historia evolutiva.

Los análisis farmacológicos de los extractos de hojas de Akar Kuning (Fibraurea tinctoria) han revelado su capacidad para inhibir la producción de citoquinas inflamatorias inducida por TNFα, validando sus propiedades antiinflamatorias tópicas. 

Esto marca la primera evidencia de la aplicación externa deliberada de sustancias bioactivas para la automedicación en grandes simios, lo que muestra los sofisticados mecanismos de curación presentes en los orangutanes.

Las implicaciones de las acciones de Rakus se extienden más allá del ámbito del comportamiento de los orangutanes, insinuando una capacidad cognitiva compartida entre orangutanes y humanos. 

Schuppli enfatizó la importancia evolutiva de este hallazgo, sugiriendo que las capacidades cognitivas necesarias para el tratamiento activo de heridas con plantas pueden remontarse al último ancestro común de los orangutanes y los humanos, hace aproximadamente 13 millones de años.

Combinado con las observaciones de Rakus, los investigadores especulan que nuestro último ancestro común puede haber exhibido formas similares de comportamiento medicinal, insinuando una conexión profundamente arraigada entre los humanos y los grandes simios.

Esta revelación desafía las nociones convencionales sobre la inteligencia animal y resalta la intrincada red de relaciones que existen en el mundo natural.

El estudio del uso de Akar Kuning (Fibraurea tinctoria) por parte de Rakus como forma de automedicación no sólo ha ampliado nuestra comprensión del comportamiento de los orangutanes sino que también ha permitido vislumbrar las complejas interacciones entre los animales y su entorno. 

Dado que las comunidades indígenas también utilizan Akar Kuning (Fibraurea tinctoria) como analgésico, los paralelismos entre las prácticas medicinales humanas y de los orangutanes subrayan la interconexión de todos los seres vivos de la Tierra.

El notable viaje curativo de Rakus sirve como testimonio de la resiliencia y el ingenio de los orangutanes, y arroja luz sobre las intrincadas formas en que los animales se adaptan y prosperan en sus hábitats naturales. 

Este descubrimiento innovador allana el camino para futuras investigaciones sobre la automedicación animal y abre nuevas vías para explorar las profundidades de la cognición y las prácticas curativas de los animales.

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