Las innovaciones de Katalin Karikó y Drew Weissman han sido reconocidas con razón con uno de los más altos honores de la ciencia: el Premio Nobel.
Al otorgar a los dos investigadores el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2023, la Asamblea Nobel reconoció sus descubrimientos innovadores en el desarrollo del ARN mensajero (ARNm) modificado que allanó el camino para las vacunas contra la COVID a las que se atribuye haber salvado millones de vidas en todo el mundo.
Aunque la tecnología de ARNm todavía era experimental antes de la pandemia, la perseverancia de Karikó y Weissman para superar los obstáculos ahora protege a un gran número de personas contra enfermedades graves causadas por el virus SARS-CoV-2.
El interés de Karikó por las terapias de ARNm comenzó en la década de 1980 en su Hungría natal. Continuó persiguiendo esta visión después de mudarse a los Estados Unidos en 1985, pero conseguir financiación resultó ser un desafío ya que el enfoque aún se consideraba no probado.
No fue hasta la colaboración con el inmunólogo Drew Weissman de la Universidad de Pensilvania en la década de 1990 que se lograron avances reales.
Se dieron cuenta de que el ARNm transcrito in vitro provocaba una respuesta inmunitaria indeseable cuando se introducía en las células.
Esta reacción inflamatoria presentó un obstáculo importante para las aplicaciones clínicas.
Mediante una cuidadosa experimentación, los científicos descubrieron que el ARNm producido en células de mamíferos contiene modificaciones químicas que no se encuentran en el ARN in vitro.
Plantearon la hipótesis de que estas alteraciones podrían explicar los diferentes efectos inmunitarios.
En un artículo fundamental de 2005, Karikó y Weissman demostraron que la incorporación de bases nucleicas modificadas específicas eliminaba casi por completo la activación inmunitaria no deseada provocada por el ARNm no modificado.
Este hallazgo crítico no sólo abrió la puerta a las terapias con ARNm, sino que también cambió fundamentalmente la comprensión de cómo las células reconocen el ARN extraño.
Estudios adicionales establecieron que el ARNm modificado aumentaba la eficiencia de la producción de proteínas en comparación con las versiones no modificadas.
Entre estos descubrimientos, Karikó y Weissman eliminaron dos barreras principales que obstaculizaban el potencial médico del ARNm.
Su persistencia quedó justificada cuando las empresas de biotecnología comenzaron la investigación y el desarrollo de ARNm en la década de 2010.
Sin embargo, fue la pandemia de COVID-19 la que proporcionó el catalizador para el debut revolucionario del ARNm.
Aprovechando la experiencia de los investigadores con coronavirus relacionados como el MERS, Moderna y Pfizer/BioNTech implementaron con gran éxito ensayos de fase 3 para vacunas contra el SARS-CoV-2 basadas en ARNm en un tiempo récord.
Autorizadas en diciembre de 2020, desde entonces se han emitido más de 13 mil millones de dosis en todo el mundo para combatir la actual crisis de salud pública.
La rápida adaptación del ARNm a las variantes virales emergentes también promete una nueva era de respuestas rápidas a futuros brotes.
Las aplicaciones en curso contra el cáncer y otras terapias resaltan aún más la importancia más amplia de la plataforma.
Aunque su trabajo enfrentó escepticismo durante muchos años, Karikó nunca vaciló en su visión de que el ARNm modificado podría revolucionar la medicina.
Profesora en su Hungría natal, vicepresidenta senior de BioNTech, y Profesora adjunta de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, Katalin Karikó considera que sus contribuciones salvan vidas a gran escala mediante la inmunización contra la COVID.
Drew Weissman también sigue participando activamente como director del Instituto Penn para Innovaciones de ARN.
Su asociación demuestra cómo la perseverancia, la colaboración y una curiosidad científica inquebrantable pueden superar obstáculos y producir descubrimientos con un inmenso potencial para salvar vidas.
Al otorgar el Premio Nobel, el comité honró acertadamente a dos pioneros cuyos conocimientos sobre el ARNm han ayudado a la humanidad a enfrentar una de sus mayores amenazas para la salud: la pandemia de coronavirus.