La Reserva Federal elevó el miércoles su tasa de interés de referencia en 0,75 puntos porcentuales por segunda vez consecutiva.

Es su campaña más agresiva en más de tres décadas para controlar la inflación del 9,1 %.

El índice de precios al consumidor del Departamento de Trabajo se disparó un 9,1% en junio respecto al año anterior, un ritmo no visto desde 1981.

El aumento de la tasa de interés del banco central de casi cero a un nivel entre 2,25% y 2,50%, es el endurecimiento más rápido de la política monetaria desde la inflación de la década de 1980.

La medida de la Fed aumentará aún más los costos de los préstamos para viviendas, automóviles y tarjetas de crédito.

La tasa promedio de una hipoteca fija a 30 años se duplicó aproximadamente el año pasado, a 5.5%, y las ventas de viviendas se desplomaron.

Los consumidores están recortando gastos ante los altos precios. Y por consiguiente, las ventas se están desacelerando. 

El banco central está apostando a que puede desacelerar el crecimiento lo suficiente como para controlar la inflación, pero no tanto como para desencadenar una recesión.

Aunque muchos analistas no están muy seguros de ello.

“La Fed sigue comprometida con derrotar la inflación crónicamente alta», dijo el presidente de la Fed, Jerome Powell, el miércoles en una conferencia de prensa.

Abordando las preocupaciones de que los esfuerzos de la Fed eventualmente podrían causar una recesión, Powell dijo que el banco central reduciría sus aumentos si ocurría una recesión mientras la inflación aún era alta.

La Reserva Federal ha elevado su tasa de política en un total de 225 puntos básicos este año a un nivel que ahora la mayoría de los funcionarios de la Reserva Federal consideran que tiene un impacto económico neutral.

Powell dijo que «otro aumento de tasas inusualmente grande» podría ser apropiado en la próxima reunión de la Fed en septiembre, pero dijo que las decisiones del banco central dependerían de los informes económicos. 

Los funcionarios de la Fed han señalado que esperan aumentarlo a un rango de 3,25% a 3,5% para fin de año.

También dijo que no creía que la economía estuviera en recesión, basándose en la solidez del empleo.

“No creo que Estados Unidos esté actualmente en una recesión”, dijo Powell en su conferencia de prensa en la que sugirió que las alzas de tasas de la Fed ya han tenido cierto éxito en desacelerar la economía y posiblemente aliviar las presiones inflacionarias.

La reducción del gasto podría entonces ayudar a que la inflación vuelva al 2 %, el objetivo de la Reserva Federal.

La tasa de inflación anual de Estados Unidos alcanzó un máximo de más de 40 años en junio.

Los precios al consumidor están aumentando, impulsados por complicaciones de las cadenas de suministro globales y un estímulo fiscal masivo de los gobiernos al principio de la pandemia de COVID-19.

La guerra en curso en Ucrania, provocó un aumento en los precios mundiales de los alimentos y el combustible, vino a empeorar la situación.

No obstante, los consumidores han seguido gastando, aunque a un ritmo más lento, las empresas siguen registrando ganancias, y la economía sigue agregando cientos de miles de puestos de trabajo cada mes.

Los indicadores diversos y contradictorios de la presente ola inflacionaria han colocado a la Reserva Federal y los pronosticadores económicos en un lugar difícil dentro del escenario post pandémico global.