La reciente escalada de tensiones entre Guyana y Venezuela por la centenaria disputa territorial ha llamado la atención de la comunidad internacional.
Lo que comenzó como un desacuerdo por un terreno se ha convertido en un conflicto potencial que podría tener consecuencias de gran alcance.
En el centro de esta disputa se encuentra la franja de 160.000 kilómetros cuadrados de selva tropical rica en recursos conocida como Esequibo.
Este territorio representa dos tercios de Guyana y ha sido objeto de discordia entre los dos vecinos desde que Venezuela obtuvo su independencia en el siglo XIX.
Sin embargo, el descubrimiento de depósitos de petróleo en Esequibo en 2015 ha añadido una nueva dimensión a la disputa, con Venezuela intensificando sus esfuerzos para reclamar soberanía sobre la región.
Los recientes acontecimientos han despertado temores en la población local, particularmente en la ciudad fronteriza de Mabaruma.
A pesar de su proximidad a Venezuela, la gente de Mabaruma tiene poco que ver con sus vecinos de habla hispana. Esto se debe a que se identifican como guyaneses, unidos por el idioma inglés y su cultura nacional.
Incluso los refugiados venezolanos que han buscado refugio en Mabaruma apoyan a los lugareños en este tema, ya que ellos tampoco quieren sufrir más dificultades.
La decisión del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de emitir tarjetas de identificación venezolanas a la población local y de intensificar los esfuerzos para integrar Esequibo como un estado venezolano ha aumentado la tensión.
En un intento de mostrar su apoyo a Guyana, Estados Unidos realizó el jueves un sobrevuelo de la región fronteriza.
Esto se produce después de la afirmación de Maduro de un referéndum exitoso para apoyar la anexión del Esequibo y el desprecio por la corte internacional de justicia, que actualmente está mediando en la disputa.
Los crecientes temores de una invasión han llevado a Guyana a recurrir a sus aliados en busca de apoyo.
Como único país de habla inglesa en América del Sur, Guyana comparte vínculos más estrechos con el Caribe y espera que sus aliados, en particular Estados Unidos, dejen en claro que no tolerarán una invasión de Venezuela.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también se ha presentado como mediador, pero ha enviado tropas a la frontera norte de su país en una muestra de apoyo a Guyana.
La disputa también ha dado un giro digital: Venezuela utiliza campañas en las redes sociales, lecciones de historia televisadas y manifestaciones para aumentar el apoyo a su causa.
Sin embargo, esto ha resultado contraproducente ya que las afirmaciones del gobierno venezolano sobre una alta participación electoral durante el referéndum han sido cuestionadas por periodistas y testigos de Prensa Asociada.
Varios países, incluidos Brasil y las Naciones Unidas, se han hecho eco de las preocupaciones de Guyana sobre la posible anexión del Esequibo.
La historia de esta disputa se remonta a 1899 cuando se firmó el laudo arbitral que determinó el límite entre ambos países.
Venezuela afirma que fue defraudada en sus derechos territoriales y que el acuerdo firmado en 1966, que anula efectivamente el arbitraje inicial, no es jurídicamente vinculante.
Sin embargo, Guyana sostiene que el acuerdo de 1966 es jurídicamente vinculante y ha pedido al máximo tribunal de las Naciones Unidas que falle a su favor.
El reciente descubrimiento de reservas de petróleo en el territorio en disputa ha alimentado aún más las tensiones entre los dos países.
La nueva riqueza de Guyana la ha convertido en un objetivo más atractivo para Venezuela, añadiendo más peso a su reclamo.
El gobierno venezolano no ha mostrado signos de dar marcha atrás, y el presidente Maduro prometió anexar el territorio y continuar explotando sus recursos.
Esto ha generado preocupación entre los países vecinos y la comunidad internacional, quienes temen que un conflicto entre Venezuela y Guyana pueda tener graves consecuencias para la región.
La situación sigue siendo tensa y sin resolver, y ambas partes no están dispuestas a ceder.