Disturbios espeluznantes en prisión de mujeres en Honduras cobran decenas de vidas

Un motín estalló en una prisión de mujeres en Honduras el martes, dejando tras de sí un sombrío rastro de muerte y destrucción. 

Este trágico incidente, que tuvo lugar en Tamara, cerca de la ciudad capital de Tegucigalpa, ha resultado en la pérdida de numerosas vidas y una vez más ha arrojado luz sobre los complejos desafíos que enfrenta el sistema penitenciario del país. 

Con 46 mujeres muertas y muchas otras heridas, el motín ha expuesto la influencia de las pandillas callejeras, la lucha por el poder y la extrema necesidad de mejorar las medidas de seguridad dentro de los muros de la prisión.

El motín y sus causas:

El motín en la prisión de mujeres en Honduras fue una muestra brutal de violencia, con víctimas quemadas, disparadas o apuñaladas. Los informes sugieren que el enfrentamiento estalló entre las pandillas rivales Barrio 18 y Mara Salvatrucha, ambas originarias de Los Ángeles y compitiendo por el control del narcotráfico y la extorsión en América Central. 

La presidenta Xiomara Castro atribuyó la violencia a las maras, un tipo de pandilla con origen en los Estados Unidos. Se sabe que estas pandillas ejercen un control significativo dentro del sistema penitenciario, a menudo estableciendo sus propias reglas y participando en el comercio de contrabando.

Según el gobierno, el motín fue una reacción a los esfuerzos recientes para acabar con las actividades ilícitas dentro de la prisión. El intento de las autoridades de combatir la corrupción y mantener el orden dentro del sistema penitenciario parece haber provocado una respuesta violenta de las pandillas. 

La presidente Castro afirmó que las autoridades de seguridad estaban al tanto y eran cómplices del incidente, lo que generó serias preocupaciones sobre la corrupción y la colusión dentro del sistema penitenciario.

Las consecuencias devastadoras:

Se estima que el número de muertos en este horrible motín es de alrededor de 46, y la mayoría de las víctimas sufrieron quemaduras graves que dificultaron la identificación. Los cuerpos sufrieron grandes daños, lo que pone de relieve la extrema violencia que se desarrolló durante los disturbios. 

Familiares angustiados se reunieron frente a la morgue y la prisión, buscando desesperadamente información sobre sus seres queridos. El proceso de identificación ha representado un desafío debido a la magnitud de las lesiones sufridas por las víctimas. Además, siete sobrevivientes están recibiendo tratamiento médico por heridas de bala y cuchillo.

Respuesta y medidas del gobierno:

La oficina de la presidenta Xiomara Castro ha anunciado que la policía militar asumirá el control de la mayor parte del sistema penitenciario, enfatizando la necesidad de una intervención inmediata para restablecer el orden y evitar más tragedias. 

El gobierno también ha declarado un estado de excepción, otorgando a las fuerzas de seguridad autoridad de detención y suspendiendo ciertos derechos constitucionales. 

Como estrategia a largo plazo, se están haciendo planes para convertir islas remotas en una colonia penal para peligrosos líderes de pandillas, con el objetivo de aislar y neutralizar su influencia. 

Estas medidas resaltan la gravedad de la situación y el compromiso del gobierno de abordar los problemas subyacentes que contribuyen a tales disturbios en las prisiones.

Preocupaciones internacionales y lecciones aprendidas:

Las Naciones Unidas han expresado su preocupación por el bienestar y la seguridad de los niños detenidos, destacando los daños colaterales causados por este tipo de incidentes violentos. 

Los familiares de las víctimas han expresado su frustración y han criticado a las autoridades por la falta de rendición de cuentas. Este motín no solo sirve como un claro recordatorio de los desafíos que enfrenta el sistema penitenciario hondureño, sino que también subraya la necesidad de reformas integrales para abordar la corrupción, mejorar la seguridad y proteger los derechos de las personas encarceladas.

El motín parece ser el más mortífero en un centro de detención de mujeres en América Central desde 2017, cuando mujeres en un albergue para jóvenes con problemas en Guatemala prendieron fuego a los colchones para protestar por las violaciones y otros malos tratos en la institución superpoblada. El humo y el fuego mataron a 41 mujeres.

Honduras tiene un historial de incidentes penitenciarios mortales, incluido un gran incendio en 2012 que cobró la vida de 361 reclusos. Estos incidentes pasados enfatizan la urgencia de tomar medidas proactivas para prevenir futuras tragedias y garantizar la seguridad y el bienestar de las personas.

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